lunes, 10 de marzo de 2008

2D: nueva prueba de fuego

Yasmín Chaurán


Luego de los resultados electorales del 2 de diciembre de 2007, transcurrido este último mes del año e iniciado el 2008, nos encontramos con un escenario político interesante para el análisis, el debate fraterno y la construcción teórico-práctica.

Sufrimos un revés electoral que ha permitido evaluar, revisar, repensar, en fin, redefinir el rumbo. Al menos esto ha ocurrido en el seno del pueblo que ha asumido la propuesta revolucionaria como su única alternativa para lograr una sociedad de justicia e igualdad social. Sin embargo, no sabemos si lo propio está ocurriendo en el seno del gobierno nacional, pues una vez más nos enfrentamos con un cambio, o más bien traslado de ministras y ministros, de un cargo a otro.

Lo ocurrido en Diciembre, a propósito del referendo consultivo, no fue cualquier cosa, y sobre los resultados se han generado los más diversos análisis y conclusiones, cuya orientación se adapta a los intereses de clase de quienes las emiten.

En nuestra condición de clase trabajadora, explotada, luchadora y revolucionaria, el análisis se dirige a la consideración de las condiciones subjetivas y objetivas presentes en el contexto del desarrollo del mencionado referendo.

En primer lugar, se ha mantenido la dicotomía subestimación-sobreestimación del pueblo, esto ha creado las condiciones para que desde las altas esferas del poder político se utilice al pueblo de acuerdo a sus intereses de turno, es decir, el pueblo no está preparado para gobernar y administrar, pero sí está preparado para votar y aprobar lo que el gobierno sabiamente propone, aún sin mucho debate. El pueblo es sabio para darse cuenta que el imperialismo es enemigo de nuestra revolución, pero a la vez no se da cuenta que tenemos un aparato gubernamental burocratizado, ineficiente y corrupto, que en nada favorece el desarrollo y avance de la revolución. El pueblo es bueno para denunciar a la derecha fascista, pero debe aguantar «disciplinadamente» el veto que se le impone en los canales de TV del Estado cuando trata de hacer la crítica interna. Esta situación, evidente por demás, contradice la participación protagónica real del pueblo en la toma de decisiones y en la generación de propuestas alternativas a las que se puedan impulsar desde el aparato central del Estado.

El no contar con un espacio permanente para la crítica y la autocrítica crea desesperanza en el pueblo trabajador, quien entonces se escuda en la no participación, en ver y asimilar los antivalores y mentiras transmitidas por las televisoras privadas. Esta situación favorece la manipulación mediática, que con verdades y mentiras a medias, termina dando la estocada final para confundir y engañar a buena parte de nuestro pueblo que no ve respuestas a sus problemas concretos por parte de la burocracia estatal.

El resultado del 2-D no fue una casualidad, no fue producto del azar, pero tampoco significa que no tengamos condiciones subjetivas para seguir avanzando, todo lo contrario, desde el propio 3-D se ha producido un debate nacional generalizado, que a pesar de la sorpresa expresada en las caras más visibles de la oposición venezolana, quienes obviamente no se esperaban ese resultado pues su agenda era otra, han mostrado al país y sobre todo a quienes nos reivindicamos socialistas, que esta revolución no es infalible y que paradójicamente no siempre obteniendo victorias electorales se gana.

La batalla electoral es sólo una de las vías, pero no la única, eso hay que reafirmarlo y comprenderlo en su justa medida. Esto implica que nuestra lucha en el campo social continúa intacta, ahora con más fuerza, pues quedó demostrado que aún falta mucho por hacer y que no podemos esperar que el gobierno sea el único que proponga e impulse proyectos y programas, pues son los pueblos del mundo los que impulsan y desarrollan sus revoluciones. El gobierno nacional debe ser sólo un apoyo, pero no podemos delegar nuestras responsabilidades a un poder establecido, pues entonces ocurren cosas como las ocurridas con la propaganda electoral secuestrada por unos comandos regionales y locales, dirigidos por infiltrados de la derecha venezolana.

Por otro lado, no podemos subestimar la distorsión sufrida por el movimiento sindical venezolano, pues no por casualidad los que funcionan como claustros elitescos en nuestras empresas y fábricas, en muchos casos dirigidos por la derecha, llamaron abiertamente a abstenerse o a votar por el NO. Si bien esa posición no representa los intereses de nuestra clase trabajadora y sólo es la expresión de una minoría desclasada, no deja de llamar la atención pues hay que reconocer que ante nuestro exceso de confianza, nos han robado un espacio importante de lucha, el cual hoy utilizan para poner en jaque a nuestras empresas con reclamos únicamente reivindicativos y economicistas que sólo buscan beneficios personales y grupales, al margen del resto de la sociedad a la cual se deben, pues a ella pertenecen las empresas y fábricas del Estado.
Como conclusión nos queda la necesidad de profundizar nuestro trabajo social, político e ideológico, construir espacios para que nuestra voz se oiga, apoyar los esfuerzos organizativos y políticos que están realizando grupos y colectivos dentro de las comunidades y sectores sociales, crear redes efectivas de información, comunicación y construcción de propuestas y proyectos desde los espacios sobre los cuales tengamos algún nivel de incidencia o acción. Esto nos debe facilitar la concreción de tribunas permanentes y efectivas para la crítica oportuna tanto dentro de nuestras comunidades como ante el Gobierno Nacional, Regional y Municipal.

Seguir obedeciendo sin conocimiento de causa, así como seguir lineamientos de supuestos liderazgos impuestos dentro y fuera del Partido en construcción, es contradictorio con la profundización de la Revolución. Esa práctica es contraria a nuestros intereses de clase y en consecuencia es una enemiga a vencer. El logro de nuestra real participación protagónica es una necesidad imperiosa para acumular fuerzas y consolidar las condiciones subjetivas para avanzar hacia el Socialismo, he ahí un reto por delante.

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